The memory of trees

Hoy la sori, intentando sacar un peluche que yo la había escondido, ha tirado un viejo álbum de fotos y casi muere aplastada. Tras el pánico inicial por pensar que mi perra habría podido acabar con un traumatismo craneoencefálico perruno y morir (últimamente ya me estoy acostumbrando a que la sori peligre) me he fijado en el álbum asesino.
Contenía fotografías de cuando yo era pequeña y pasaba los veranos en mi pueblo. Yo no soy de ver fotos, porque pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero decidí hacer un excepción. Y recuerdo tantas cosas.
Recuerdo cuando en lugar de "Payuja"o de "maru", me llamaba "toto". De aquella época recuerdo las fotos de la habitación de mi tía. Con aquellas fotografías en blanco y negro de mi abuela que era igual que una actriz de cine antiguo llamada Barbara Stanwick. En otras salía yo con cuatro años y con mi tato haciendo el tonto. Otras de mi madre con el uniforme... Recuerdo también el enorme cojín hecho de retales y de lana merina que siempre me fascinó.
Recuerdo los 3 meses que me pasaba con mi abuela todos los años allí. Me gustaba. Por las mañanas desayunaba churros y melocotones, una mezcla explosiva, porque decía mi abuela que no engordaba, ja, ja. me quedaba jugando jugando o leyendo hasta la hora de la siesta, hasta que empezaba Cristal. luego íbamos hasta la piscina municipal para mis clases de natación. y a la vuelta al río. allí pasaba toda la tarde hasta que se hacía de noche, y volvíamos a casa. Una vecina que se llamaba Aurora sacaba una pequeña televisión para ver película españolas todos juntos en "el corral" mientras estabamos tapados con una manta. Cuando me cansaba de ver la tele me ponía a jugar con "la sinda" y con la niña aquella que tenía un montón de problemas familiares, y que no sabía ni quién era su madre. Las noches eran mágicas allí. hacía frío y olía. ¡Cómo olía la noche en mi pueblo!. Madre mía.
Pero luego en Agosto venían mis tíos. me iba a bañar al chalet de mi tío todos los días. Esa casa también olía genial por la noche. Mi tío me comparaba un helado y me llevaba de obras. Me ponía un casco amarillo que llevaba en coche e íbamos cantando. Siempre nos encontrabamos con amigos de mi tío, que no dudaban en subirme a caballos o darme vueltas en coches muy raros y muy feos (con el tiempo supe que el coche tan espantoso y tan incómodo era un Jaguar, jaja). llegaba la hora de comer. marisa (la madre de mi tío) prparaba unas paellas buenísimas, pero como sabía que a mí no me gustaban los cangrejos y esas cosas me preparaba arroz con ali-oli. por las tardes mis tíos y yo íbamos de visitas. íbamos mucho a casa de los recuenco, que tenían una piscina con forma de riñón, ya que a ángel le habían tenido que transplantar uno y como anécdota decidieron poner esa forma a la piscina. Carmen recuenco era ya mayor y tenía la cara llena de pecas. También íbamos a casa de la charo. yo no quería ir porque siempre me perdía en esa casa. Pero sobre todo, la casa más impresionante que he visto en mi vida (a parte de donde yo vivía antes, jajajaj) era la de la Cubillo. Esa casa no se puede describir. Hizo una barbacoa por la noche y aquello parecía...no sé. Ni las casas de la tele son como la de esta mujer. Y cuando ya eran las 11 a casita. Entonces mi tía y yo jugábamos a las películas de miedo, a peinarnos, llamábamos a mis padres que estaban trabajando, t0mábamos infusiones, practicábamos inglés, me contaba cosas de cuando ella era pequeña.
Mis días favoritos: los miércoles: razón: mercadillo!!!. La verdad es que no era un gran mercadillo, pero tenía su encanto. Siempre ponían las canciones ésas de los pajaritos de Mª José y su acordeón, otra de un hombre que ya no sé quién era y la de "dame veneno que quiero morir". había una de tierra horrible y me daba tos. Mi abuela y mi tía me compraban coronas de princesa (mi gran obsesión) y collares, pendientes, gomas para el pelo. Luego nos íbamos a tomar algo. Mi abuela y mi tía Violeta, se pedían una cervecita y yo un mosto con una ración de tigres o unas patatas secas que me volvían loca. por la tarde hacíamos una parada en la pastelería de la Rossi a comprar una bamba de nata y nos íbamos a las eras a comer pipas mientras yo leía o jugaba sola, porque mi hermano era un bebé. y luego a "copear" otra vez. Si echaban algo interesante en cine, íbamos mi abuela y yo. Era curioso porque quien venía siempre conmigo al cine en madrid era mi tío, y en el pueblo mi abuela, y los dos se quedaban dormidos y hasta roncaban.
Los días que llovía me encantaban. Se le ponía el pelo a mi abuela y a mi tía el pelo como a Tina turner. El olor de mi pueblo se intensificaba entonces. No podíamos bañarnos porque hacía bastante relente, asíq ue era día de ir al pantano, de hacer senderismo, de buscar bichos.
En el río hice yo a mis amigas, porque básicamente yo vivía en el río. Curioso lugar, lleno de árboles donde yo buscaba gnomos en sus raíces y nidos en sus ramas. Justo enfrente del río había una montaña: la lobera, lugar donde descansa mi abuela desde 1995.
Ahora todo ha cambiado. Sigue siendo bueno, no me puedo quejar, pero es distinto. Porque nada de lo de antes se conserva.

Sori eres mala. Nunca debiste tirar ese álbum. Nunca debiste hacerme recordar.

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