"No soy borracha, SEñor, aunque no me faltan motivos para serlo". Así podría yo comenzar la historia de mi vida, parecido a como lo hizo Pascual Duarte en la pluma de camilo José cela. Mi vida es una contínua desgracia. Me siento engañada por todas partes rodeada de comerciantes ladrones que giran a mi alrededor cual buitres hambrientos. No puede ser, no puede ser que en 2 años me hayan robado entre unas cosas y otras una cantidad considerable de dinero (cantidad que mejor ni digo porque recordarlo me produce ardores estomacales).
Pero yo desde aquí os digo, que todos los que alguna vez osaron engañar y estafar a esta, vuestra servidora, quedarán malditos.
Patente es su falta de escrúpulos, pero sobretodo su estupidez al intentar un acto tan vil y despreciable como es el intentar estafarme. A mí. A una "Fence". A una barrera. A un muro.
Me da igual que no exista justicia, ni procedimientos administrativos necesarios que puedan defenderme.
Intento pensar en mi maestro Gandhi. pero ya ni él puede ofrecerme la paz interior que necesito para superar esta situación, que más que un engaño es una afrenta. Él nunca tendría estos problemas, primero porque no se sacó el carné de conducir en Madrid, y segundo porque no tenía ordenador. por eso era un hombre tan feliz y tan íntegro.
Por lo menos él y su recuerdo hacen que no piense en la violencia como alternativa a mi pacífica venganza.
fdo: la vengadora tóxica y su perra.
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