vacaciones en Navaluenga (Ávila)

501 y luego la 511

Embalse del Burguillo.

Me encanta todo lo retro.

El puente románico en todo su esplendor.

Subida en el puente, aterrorizada por la altura y los ruidos nocturnos.

8 a.m.

Mecedora del siglo XIX

Tocador del siglo XIX. Es que mi madre compró el lote, jajaja.

El perro súper gordo del vecino.

Posando con la burra Pepa.

¿Habéis visto la película "The Holidays" con Cameron Díaz y Kate Winslet? ¿A que esta casita se parece a RoseHill Cottage, donde vive Kate?

A las 8, mi hermano y yo salíamos a hacer un camino de 6 kilómetros en medio de la naturaleza y rodeados de vacas. Este torito nos daba pena porque siempre estaba solo.

Este es el campo de golf. Por cierto ¿sabiaís lo que significa GOLF? Gentleman Only Ladies Forbidden.


En el observatorio de aves.



En momentos como estos recuerdo por qué no como carne de vaca.

Si vais a Navaluenga tenéis que probar los suizos, los pepitos de crema y por supuesto las bambas de nata de la pastelería Rosablanca (C/la corredera, 61)

Lugar de obligada visita para todos los fans de Íker jiménez: El cementerio.

Yo cocinando.

Este fue el resultado.


Un burro mordisqueándome el pelo.


Sin comentarios.
Pasan los años y Navaluenga permanece dormida en la Sierra de Gredos, como el genio así duerme en el fondo del alma. Alma en el que se graba este pequeño pueblo, no con fuego, que lo odia, por la multitud de incendios que ya ha sufrido, sino con fuertes y frescas brisas que se enredan en el pelo y le dan un aspecto de siempre sucio, pero que da igual, como da igual ir vestida por una pordiosera.
sólo tiene una maltrecha plaza de toros, a la que repudio por ser un lugar bochornoso y denigrante. Un "Centro comercial" que es en realidad un súper bastante pequeño, pero que para ellos es muy grande. Su iglesia del siglo XI, una auténtica antigüedad de las que me gustan a mí. Y su puente. Un puente románico que cruza el albeche de lado a lado y que les ha convertido en la envidia de sus alrededores.
Si hay algo que me guste de Navaluenga, mi pueblo (no evito decir que Navaluenga es mi pueblo, aunque nadie de mi familia sea de allí) es que es eso. Un pueblo. No de ésas mini-ciudades disfrazadas de pueblo donde no puedes ni andar por las calles de la gente que hay. Donde por la noche lo que se oye son los borrachos cantando, y los edificios son tan altos que cubren el sol. No, eso no, por favor. No puedo con eso.
Intenté cocinar, pero es que no puedo. Menos mal que me fui con mi hermano y él se encargó de todo, porque si no hubiese muerto de inanición.
Por cierto, mi exclusivo y elegante pijama azul va a marcar tendencia, jajajajajajaj.

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