
Se llama Ricardo, me saca bastantes años y se dedica a alguna profesión de las llamadas "nobles"a las que sólo se pueden dedicar las personas más súper-buenas como por ejemplo la pediatría. No es ni guapo ni feo, ni gordo ni flaco, eso sí es alto como el sol, y tiene unos ojos preciosos. Lo que más me gusta de él es que es muy divertido y cualquier cosa que dice me hace reír.
No es cariñoso ni un plasta-pesao siempre con los besitos.
Es la persona más educada del mundo.
Le gusta el baloncesto y las películas de acción. Juntos vemos todas las películas de Rocky y de Rambo. Cuando acabamos cansados de tanto tiro nos ponemos a jugar a mi recién comprada Wii.
Es terríblemente cristiano y no deja de intentar adoctrinarme constantemente, lo que me parece absolutamente encantador.
le adoro porque es muy temperamental, como yo, con sangre en las venas. Nunca me da la razón si cree que no la tengo.
Odio a su madre y me cae muy bien su padre. Los fines de semana le hago peinados a su hermana pequeña. Él adora a mi familia, y los fines de semana charla de química orgánica con mi hermano.
Viste con glamurosa sencillez. Lleva unos relojes maravillosos. Nunca lleva zapatos marrones con traje oscuro. Huele a BLV de Bulgari.
No es un borracho asqueroso de los que están de moda hoy en día. Tampoco fuma. Su único vicio es comer pipas y Lizipaína. No le gustan las discotecas.
Quiere a la sori como si fuese hija suya. La coge en brazos y juntos nos vamos a dar largos paseos por el Prado.
Me lleva a Ikea sin rechistar y luego yo le acompaño al Leroy Merlin.
Conduce muy bien y es tan tan bueno que siempre me aparca el coche sin criticarme.
Me deja plena libertad para salir con mis amigas. Su amor es bueno porque no me hace cambiar. ¿sabeis una cosa? Ricardo sería el hombre perfecto para mí, si no fuese por un pequeño detalle...no existe.
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