Todo comenzó en la Plaza del Callao, donde saqué esta bonita foto de George con la que parece que nos obsequian llegadas estas fechas.
La Gran Vía en estas fechas se convierte en escenario de las actividades más raras que uno se pueda imaginar. para que os hagáis una idea, la cosa más normal que vimos fue un grupo de personas que estaban paseando a unos hurones. También vimos a cuatro Papá Noeles subidos en Harleys con trompetas.
Suguiendo por la gran vía hacia cibeles llegamos a Loewe y no pude evitar fotografiar el escaparate que me encanta, con tantos brillos y luces...
Y cuando todo parecía indicar que había perdido la tarde porque no había encontrado ninguna tienda con un volumen de gente lo suficientemente normal como para comprar como un ser humano voy y me encuentro con que Salvador Bachiller está abierto, y compré un par de chorradas. Ahora me remuerde la conciencia porque está hecho de piel. Estoy pensando en ir a descambiarlo, porque no sé si mi conciencia me dejará. Por una parte es lo que quería mi madre y mi hermano, pero por otra están los malditos principios. Jodeeeeeer ahora voy a tener que volver, estoy hartaaaaaa, hartaaaaaaaaaaa.
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