Historia de una falda

El verano pasado pasado, me compré esta falda en H&M por unos 14 euros. Nunca me gustó del todo, por eso me compré otra exactamente igual pero con otros colores. También la odié.
La falda de la discordia es esta:


Sin embargo y cuando todo parecía indicar que el futuro de las faldas era el del fondo de mi armario, un paseo por Blanco me iluminó cual aparición mariana, y me indicó qué es lo que tenía que hacer con la falda: convertirla en falda-globo, más o menos como la que lleva está chica tan maja.

Peeeeeeeeeeero no me iba a resultar tan sencillo llevar a cabo mi invento.
En primer lugar busqué fotos en internet para intentar ilustrar mi idea, ya que según mi madre la explicación verbalizada que hacía era incomprensible. Una vez documentada, con la falda en una mano y mi sori en la otra lo llevé a una costurera cerca de mi casa. Según llego casi me cargo la puerta que debía tener 100 años, lo que ya me predispuso negativamente ante la dependienta. Ésta no era española y casi no hablaba español lo que me facilitó muchísimo la explicación de lo que quería que me hiciese en la falda. A todo esto, la sori vio que en uno de los probadores se movía una persona tras la cortina, lo que en su imaginación perruna debía ser un monstruo y empezó a gruñir y a ladrar.
Al final, la dependienta me dijo que no tenía ni idea de lo que la estaba diciendo, y que al día siguiente vendría la costurera oficial para que viese lo que se podía hacer y que me diese el presupuesto. Yo pensé que en esas circunstancias era lo más apropiado, ya que al día siguiente mandaría a mi madre o a mi padre y así evitaría otra friki-situación.
El caso es que ni mis padres ni yo pudimos acercarnos a la costurera hasta una semana después, que aproveché que tenía que ir con mi abuela a que se hiciese el sintrón.
Mi primer obstáculo era la puerta, intenté abrirla tan despacio que una vieja que estaba en el mostrador (que debía ser la costurera que manejaba el cotarro) se me quedó mirando como si yo fuese estúpida. Me acerco amablemente con mi mejor sonrisa y le digo que soy Mery Fence, casi añado: "Sí, aquella loca que vino hace una semana y que obsequió a su empleada que no habla español con un entremés al más puro estilo Cervantes".
La vieja saca mi falda y las 7 hojas que dejé a modo ilustrativo. Me dice que me la puede hacer sin problemas, pero que tengo que ir a una tienda de telas a comprar un forro de Poliéster o no sé qué mierdas que me iba a costar 5 euros. En ese punto yo había dado por concluido nuestro negocio. La conversación que siguió la pongo en modo de diálogo porque no tiene desperdicio:

Yo: Bueno, estoy pensando que mejor me devuelve mi falda porque yo me la pongo así como está y mejor la traigo otra que tengo igual pero con otros colores para que me la arregle.
(Mentira, era para salir de allí)

Costurera siniestra: No, creo que esta falda quedará muy bonita con lo que te quieres hacer.
(Empieza a guardar la falda en una bolsa de plástico y la deja en una mesa que tenía en la parte de atrás con las máquinas de coser).

Yo: ...esto... bueno y más o menos cuánto me va a costar el arreglo?.

Costurera siniestra y ladrona: pues 30 euros.

Yo: Aaaaaaah, así que 30 euros.(Mi cerebro calculando: 14 euros la falda + 5 euros el forro + 30 euros el arreglo = 49 euros, mientras que en Blanco las que he visto estaban por 29.99) Bueno, pues mañana me paso por aquí y hablamos. chao.
(Me arrepentí de no haberme llevado a la sori para que hiciese una masacre).

Llegué a mi casa y le conté a mis padres mi preocupación.
A la mañana siguiente ví un bulto en mi mesa, me acerco y...¡es mi falda!, mi madre la había rescatado!. Me dijo que se la pidió a una mujer que casi no hablaba español y que ésta le había dicho malamente que ya me la habían dado y que allí no tenían ninguna falda.
Lo que ocurrió allí para que le devolviesen la falda a mi madre nadie lo sabe.
TO BE CONTINUED...

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