Odiosas tardes de compras navideñas. Capítulo 2º

No sé cómo ayer se me ocurrió ir al centro y tampoco sé cómo sobreviví. Afortunadamente mi amiga Inés me acompañó en esa experiencia tan traumática y evitó que perdiese completamente la cordura.
Todo comenzó en la Plaza del Callao, donde saqué esta bonita foto de George con la que parece que nos obsequian llegadas estas fechas.

Como por Preciados no podíamos ir si no queríamos ser robadas (ni violadas), fuimos por la paralela donde había como decoración unas enormes bolas de luces que añadieron más psicodelia a la situación.


Finalmente al llegar a la Puerta del Sol vimos este árbol tan cool.

Nuestro destino era una tienda de telas que había en la Plaza de Pontejos, allí quería comprar el forro para que me arreglasen la falda, pero cómo no, estaba cerrada, así que nos dirigimos a por marcha de la buena a la plaza mayor. Antes de llegar nos encontramos con unas botellas gigantes de la cerveza Coronita. La gente que iba dentro del disfraz de botella no se sí respiraría pero no veían nada y tenían que ir agarrados a unas chicas. La finalidad de la performance no la veía yo muy clara, aquello en vez de ser curioso era como un espectáculo absoluto de agonía y sufrimiento.

Al llegar a la plaza mayor había colgado estas luces que me aprecieron las más bonitas de todas las que hasta ahora había visto, son como copos de nieve gigantes.

la plaza mayor estaba a reventar. Yo quería comprarme alguna peluca chula, pero no sabía dónde habían puesto las casetas donde las venden, así que me dí por vencida y decidimos volver a gran vía.
La Gran Vía en estas fechas se convierte en escenario de las actividades más raras que uno se pueda imaginar. para que os hagáis una idea, la cosa más normal que vimos fue un grupo de personas que estaban paseando a unos hurones. También vimos a cuatro Papá Noeles subidos en Harleys con trompetas.
Suguiendo por la gran vía hacia cibeles llegamos a Loewe y no pude evitar fotografiar el escaparate que me encanta, con tantos brillos y luces...


Al final acabamos en una iglesia viendo este belén gigante.

El paseo de la castellana parecía como el vídeo de "Ray of light" de Madonna.


La noche terminó después de cenar y de sacarnos esta maravillosa foto en el baño del VIPS. El cambiador de pañales le da un aire de sofisticación...

Y cuando todo parecía indicar que había perdido la tarde porque no había encontrado ninguna tienda con un volumen de gente lo suficientemente normal como para comprar como un ser humano voy y me encuentro con que Salvador Bachiller está abierto, y compré un par de chorradas. Ahora me remuerde la conciencia porque está hecho de piel. Estoy pensando en ir a descambiarlo, porque no sé si mi conciencia me dejará. Por una parte es lo que quería mi madre y mi hermano, pero por otra están los malditos principios. Jodeeeeeer ahora voy a tener que volver, estoy hartaaaaaa, hartaaaaaaaaaaa.
Resultado de tarde: objetivamente positivo, subjetivamente con un cargo de conciencia que no se pué ni aguantar. Vuelvo a agradecer a mi pobre amiga Inés el que me haya soportado toda la tarde.

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