La monstruación es una putada y estoy de ella hasta el c*ñ*

Supongo que si lo que buscábais era un blog donde se hablase de pijadas, de chicas súper monas que postean sus outfits diarios por las calles de París y donde su autora se cree la puta Carrie Bradshaw, habréis huido de este blog. Y bien que habéis hecho. Porque este blog está escrito por una chica que no quiere gritarle al mundo que es perfecta, sino todo lo contrario, concienciar de las desgracias que muchas chicas/mujeres padecemos.

No sé si habrá otro blog como este, donde cuento, sin ningún tipo de inhibición, problemas cotidianos femeninos, ya que vivimos en esta sociedad tan rara a la que a la mujer se le exige ser inteligente y ser guapa y perfecta. Y a mí me dan arcadas. Por eso muestro con naturalidad cosas como el dolor de pies por los tacones (con las correspondientes sangres), las dificultades para orinar en determinados sitios, los acosos a los que nos vemos sometidas...y por supuesto...lo peor...la monstruación, que como bien sabeis me ha llevado a iniciar una lucha para que alguien, algún científico o quien sea, con lo que hay que tener, nos permita, a las mujeres que queramos por supuesto, digievolucinar en la escala evolutiva.

Este mes estoy particulamente cabreada con la mosntruación, ya que he tenido un montón de semanas en las que me podía haber venido tranquilamente y podría pasar el síndrome premenstrual en mi casa viendo The Hills (odio a Spencer!!) y bebiendo café, ocultando mi pelo asqueroso, mis ojeras de Igor, y mis dolores. Bueno, pues NO, me ha tenido que venir en el peor momento, en el momento en el que comienza mi actividad normal y en el que no puedo parar. El moemnto en que estoy rodeada de chicas súperguapas y yo me siento peor que un sapo atropellado y pudriéndose bajo el sol de Mojácar (bajo el sol de Mojácar las cosas se descomponen en 2 minutos). la báscula marca 55.6 kilos, un mínimo histórico pero tampoco cantoso, bueno pues no me digáis cómo estoy hinchada como para reventar y con ojeras y mis labios parecen lijas y tengo los pechos como si fuese una vaca en un concurso de belleza.

Es horríble, me siento fatal.

A todo esto tengo picores por todo el cuerpo como una sarnosa y no duermo.

Además, y para más INRI, la monstruación nunca me viene en casa. Siempre me viene cuando estoy por la calle o cuando tengo un viaje que llevo planeando tiempo, en la playa en la casa rural, o cuando he quedado con un chico (supuesto bastante inusual) o con una pseudoamiga a la que quiero dar envidia con mis progresos estéticos...¡¡is enough!!!.

¡Cómo envidio a esas chicas que cada mes se meten su tampax y viven la vida!.