(Aquí un primer plano de mi obra)
No tengo suerte con las tecnologías. EStá claro. ES por eso por lo que he decidido abandonar mis mp3 (que ya no sé ni cuántos tengo, cosa que da igual porque no me ha satisfecho nunca ninguno) pegar una patada al ordenador basura e inservible, apagar el móvil (por cierto, a la semana de tenerlo se me estropeó la regleta de navegación y no puedo ir hacia abajo) utilizar el NERO como posavasos, arrancar mi vídeo (un día explorando sus funcionalidades se quedó una banda azul magenta en la parte inferior que pone reproducción en curso, que NADIE ha podido ni sabido quitar, amén de decir que es imposible poner la hora, y que una pequeña rueda que tiene en los comandos tampoco funciona), mi despertador está para dárselo de comer a los pollos (cuando suena "en teoría" tiene que sonar las 4 estaciones de Vivaldi, pues bien, un día se me cayó (como a todos alguna vez, y quien diga que no, miente) y desde entonces suena una cosa rara e indescriptible. Una mezcla entre la banda sonora de Psicosis y a Melody bailando los gorilas. y ya, claro, me levanto fatal. Pero ahí no acaba la cosa. Resulta que un día que estábamos solos en casa, mi hermano, la sori y yo, ocurrió otro incidente: estábamos tan tranquilamente viendo la tele y cenando en el suelo cuando la sori, por puro error tiró con el rabito el vaso de fanta de naranja, con tan mala suerte que fue a caer encima del mando a distancia, el cual murió después de hacer unos ruidos raros. me compré también una impresora con fotocopiadora incluída que no se me instalaba, por lo que tuve que dejarla abandonada en una mesa un montón de meses hasta que vino un vecino que era licenciado en informática y pudo solucionarme el problema. Aunque una de las peores cosas que me han pasado con las tecnologías fue cuando rajé de parte a parte (cómo suena esto a novela de Ágatha christie)la tft de mi ordenador de 19" recién compradita. Quería morirme. Y como he querido morirme en tantas ocasiones por culpa de las malditas tecnologías, he tomado la decisión de vivir sin ellas. Quiero dejar salir mi espíritu hippie. Quiero volver la vista atrás y hacer un poco mi vida como la hacían nuestras abuelas, porque como decía mi buen Jorge manrique "Cualquier tiempo pasado fue mejor". Ahora sólo veo películas antiguas en mi DVD portátil, escucho la radio y leo libros de la colección Reno y El molino. Cuando conduzco lo hago con cara de preocupación como hacían las mujeres antes. He decidido que cuando tenga tiempo haré ganchillo y cosas así. Sin embargo ha habido algo que siempre me ha llamado poderosamente la atención: la fabricación artesanal de jabón casero.
En mi pueblo recuerdo, que un día, cuando era muy pequeña, jugando al escondite, me metí debajo de mi cama y choqué contra una caja que tenía unos tacos blancos. No tardé en ir a buscar un palo e investigar la composición de aquel extraño descubrimiento. Lo malo es que los palos estaban demasiado lejos como para ir a buscarlos, así que cojí un tenedor para llevar a cabo mi investigación. Mi abuela, que me vio me siguió, y antes de poder clavar el tenedor me detuvo, explicándome lo que eran aquellos tochos que olían tan bien. me dijo que era jabón hecho por sus amigas del pueblo. Á mí me encantó el tema del jabón, Quedé absolutamente fascinada por el tema de la reacción química entre la sosa y el agua caliente. Mi abuela me juró que algún día haría jabón para que yo lo viese. Pero mi alzheimer infantil, ése que hace que los niños olviden todo al cuarto de hora, entró en acción, y no volví a mostrar el más mínimo interés por el asunto hasta hace unos días.
Mi abuela (esta abuela no es la de antes) me dio medidas aproximadas de los ingredientes que necesitaba, pero no recordaba bien, al no haberlo hecho nunca. Así que yo, me hice mi propia idea y puse en marcha mi plan.
Lo difícil era conseguir aceite usado, porque en mi casa no freímos nunca, con deciros que para conseguir un litro de aceite he tenido que esperar meeeeses y meeeses y eso insistiendo a mi madre para que hiciese croquetas y cosas de esas. Mi abuela contribuyó, pero ni aún así conseguía el suficiente aceite apestoso que necesitaba. Harta de que mi proyecto permaneciese estancado, decidí tomar cartas en el asunto y guardar también el aceite que se echaba mi padre en las ensaladas. Así conseguí los 3 litros de aceite que necesitaba en una semana aprox.
Mi madre me compró un bote de sosa de 250 grs, pero eso era muy poco para mí y mis pretensiones, así que me compró otro bote de un kilo (tengo tanta sosa caústica en mi casa que podría perfectamente disolver un cadaver). Una vez listo todo, sólo me faltaba el elemento principal del jabón: tiempo.
Saqué unas horas este fin de semana para por fin llevar a cabo mi propósito.
Abrí de par en par las ventanas. Busqué un barreño, pero cuando mi madre vio que quería utilizar el de la colada me pegó un grito y me prohibió taxativamente su utilización con fines jaboniles. Mis ánimos de jabonera mermaron, no contaba con el impedimento de una madre dictadora de los barreños. pero no me di por vencida. tenía que encontrar otro recipiente de plástico. Cuando mencioné a mi familia que haría jabón en una garrafa de agua de 5 litros, mis padres se fueron a la calle para evitar ver la catástrofe que se avecinaba. les pedí que tuviesen a bien llevarse a mi sori, para evitar males mayores.
Con la única ayuda de mi hermano (que encima estaba haciendo mientras los deberes de inglés) pensé en una mejor solución que la garrafa de agua. y dí con ella: el cubo transparente en el que viaja mi tortuga Tiffany cuando vamos a la playa. Era el recipiente perfecto.
Como no quería gastar toda mi materia prima, decidí yo sola, y por la cuenta de la vieja, hacer un cálculo rápido para reducir las cantidades iniciales. Así la cosa quedó en 1litro de aceite, 1 litro de agua hirviendo, y 200 grs de sosa. procedí sin más miramientos.
Eso de "el orden de los factores no altera el producto" creo que no es aplicable a la fabricación de jabón. El caso es que calenté el agua hasta la ebullición y la eché en el recipiente de la Tiffany. acto seguido eché, con una buena protección en las manos y en los ojos, la sosa. Aquello dio como una efervescencia increíble, me asusté y todo (show gratuito). Luego eché el aceite (frío). Y empecé a remover. 2 horas. Aquello ni se ponía más claro ni se iba solidificando, así que mandé a mi hermano que investigase en internet o que llamase a mi abuela pidiendo asesoramiento. Mi hermano me dijo que le dejase en paz. Esas dos horas removiendo se hicieron eternas. Me aburría como una ostra porque estaba en la cocina, así que me llevé mi cubo al salón para ver al tele. harta ya de remover la guarrería esa que ni era jabón ni era nada, decidí dejarlo, no sin percibir unas ligeras agujetas en el brazo.
mis padres volvieron a casa y respiraron tranquilos al ver que seguía íntegra, así que con toda la familia en casa les enseñé mi guarrería. todos pusieron cara de asco y me aconsejaron que lo tirase y que lo volviese a intentar. pero yo me negué. Agarré una caja que tenía preparada para la ocasión y la cubrí con film transparente. fracaso. Desesperada, con unas ojeras hasta el suelo cubrí la puta caja con una bolsa del corte inglés y eché mi guarrería marrón. Lo dejé debajo de la tabla de planchar para que nadie lo pisase y ya solo faltaba esperar los ansiados resultados.
La sori se acercó un par de veces para asomar su morrito a ver lo que era aquello, pero no se acercaba mucho, por lo que vi que no era ningún peligro para mi animal. La que ha salido perdiendo ha sido la Tiffany que tendré que comparle otra casa.
Bueno, pues el domingo por la mañana la guarrería ya olía a jabón. Seguía tan marrón y tan asquerosa como antes, pero ya parecía que iba espesándose. Se lo enseñé a mis orgullosos progenitores. La verdad es que tuve que esquivar un delicado interrogatorio por parte de mi madre que me preguntó con qué había removido la guarrería. finalmente confesé que lo había hecho con la paleta de su conjunto de cocina. pero mi madre ya está curada de espanto. llevamos juntas muchos años, así que no le dio demasiada importancia. Como tampoco le dio importancia a que le llenase la cocina con tetra bricks de leche cortados. Mi idea era la echar la guarrería en el culo de los tetra bricks para que así salieran pastillas. pero luego, cuando ya tenía un montón, deseché la idea, porque no tenía instrumental necesario para meter la guarrería ahí.
El caso es que hoy la guarrería ha evolucionado, y poco a poco va tomando forma. Arriba encontraréis los resultados de mi proeza. ¿quién quiere un cachito?, jajaja, regalaré a todos, pero os lo advierto. Ni se os ocurra lavaros con eso!!.
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