¿Hay derecho a esto?

Imagináos que os levantáis un día por la mañana con un dolor en el hombro. No es muy fuerte, pero lo suficiente como para amargarte el día. No sabes por qué te duele ya que no has hecho nada que lo pueda producir. Pero te duele.
Posteriormente notas que tu piel perfecta, a la que cuidas casi con obsesión, se llena de ronchas injustificadas (que tardan meses en desaparecer), y que tus labios, a los que tampoco descuidas, parecen en carne viva, dándole un aspecto terríble como de Jackie Stallone. Y tu pelo parece que no ha sido lavado en semanas.
Notas cómo tus pechos te duelen y se hinchan, y cómo mientras desarrollas tu actividad normal, unos pinchazos agudos te atraviesan el estómago cuando menos te lo esperas, haciendo incluso que llegues a marearte de lo fuertes que son.
Las noches te las pasas dando vuelta en la cama porque a pesar de estar cansada, no puedes dormir. Y tienes frío todo el rato.
El dolor de cabeza es tu más fiel compañero.
Todo esto hasta que un día, normalmente una semana después del primer síntoma, llega el "dolor de la muerte", término que acuñé en mi más tierna adolescencia para referirme a un dolor inhumano que ninguna medicación puede calmar. Durante 20 minutos aproximadamente, tu cuerpo se pone rígido para soportar auténticos dolores de parto que irán de más a menos y de menos a más, pero siempre con una intensidad. Durante esos eternos minutos sólo te queda aguantar. Después, cuando pasa, de toda la tensión te quedas floja, sin fuerza, con sudores fríos y temblando. Puede que alguna vez te libres del dolor de la muerte, pero vendrá el de la cabeza, que será tan fuerte que incluso podrás llegar a perder el conocimiento (me ha llegado a pasar 2 veces, una de ellas fuera de casa).
A partir del dolor de la muerte, te esperan 5 ó 6 días más o menos tranquilos. Suele doler un poco los riñones y sentir bastante cansancio, pero poco más. Cuando te vas acercando al 5º día, tu cuerpo empieza a recuperarse, las manchas y granos desaparecen, tu pelo empieza a ponerse mejor y los dolores fuertes se van. Para volver el mes que viene.

Si comencé con este infierno con 12 años y medio, ya han pasado 14, así que echando cuentas he pasado por 168 maldiciones, que se dice pronto. Una mujer suele tener 400-450 maldiciones a lo largo de su vida, así que todavía me queda una jartá de dolor gratuíto que aguantar. ¡En el siglo XXI, señores!, mandando robots al espacio y nadie, NADIE, ha sido capaz de inventar nada en condiciones que nos libre a las mujeres (que queramos) de esta maldición prehistórica.
¿Qué ha pasado con el Lybrel*? que se ha perdido el cargamento mientras venía de los EEUU o qué??. Porque lleva para venir cerca de 3 años, a este paso llegará cuando tenga la menopausia y no lo necesite. Aún recuerdo un encendido debate en la televisión entre una antígua presentadora de televisión y ex-chica hermida y la que fue mi ídolo por aquel entonces, antes de Lomana, Marina castaño (no me preguntéis qué hacían las 2 discutiendo sobre la menstruación porque ésos son cosas que mejor no saber). La primera decía que las QUE NOS QUEJÁBAMOS ÉRAMOS UNAS EXAGERADAS Y QUE LA MENTRUACIÓN NO ERA PARA TANTO, lo que encendió a la gran Marina Castaña que contratacó con la fúria que sólo una mujer que ha convivido con Cela y sufre cada mes gratuítamente es capaz de tener. Castaña fue valiente. Fue la Braveheart de las dismenorreicas de toda Spain.

*Lybrel es una píldora anticonceptiva que te libra de la menstruación.

2 comentarios:

Roci dijo...

cariño no te mueras!!!!!.

Anónimo dijo...

Jajajajajaja lo primero que hice cuando me vino la primera regla fue calcular cuántas veces a lo largo de mi vida la tendría y también me salió unas cuatrocientas. Te entiendo perfectamente, mis primeros años SIEMPRE vomitaba y, en palabras literales de mi madre, "lo tuyo no es una regla, es un parto".

M